Los objetivos son, por definición, los fines que queremos alcanzar y a los cuales dirigimos una acción. Al principio de nuestra vida, esos objetivos vienen dados por el entorno educativo: tenemos exámenes que superar, asignaturas que aprobar, títulos de ESO o Bachillerato o de idiomas que obtener…
Muy pocas veces durante esos años nos planteamos objetivos que sean personales. Solemos ir en piloto automático, buscando superar un examen tras otro; o, en el caso de los músicos, estudiando obras sin control, solo porque tenemos que hacerlo para aprobar un curso.
Por eso, a medida que vamos creciendo, nos encontramos con que podemos estar muy desconectados de lo que en realidad queremos y comenzamos a sentir esos llamados “vacíos emocionales o existenciales”.
Muchas personas pueden sentir que no saben a dónde se dirigen o cuál es el propósito de su vida. Algunos, no están seguros de haber tomado la decisión correcta. De hecho, es muy común que, cursando el Grado Superior, los músicos (al igual que otros artistas y estudiantes de otras carreras) se planteen si ése es el camino por el que quieren dirigir sus vidas.
Quiero decir, es posible que te encuentres cursando una carrera que, cuando la elegiste, pensabas que te iba a encantar. Y con el tiempo, sientes que estás perdido y no estás seguro de si realmente quieres dedicarte a eso en un futuro y durante años.
Y, aunque no lo creas, esto es más normal de lo que parece.
A medida que pasan los años, vamos cambiando, creciendo y evolucionando. Debemos ser conscientes de que el tiempo ha pasado y no somos las mismas personas que cuando empezamos la carrera.
La vida ha pasado: hemos vivido experiencias que nos han hecho crecer, situaciones que nos han mostrado partes de nosotros que no conocíamos y nos hemos tenido que reponer de golpes que no esperábamos.
Todo esto nos ayuda a moldear nuestra personalidad, pero también nos cambia.
Por eso es importante que tomemos un poco de perspectiva y nos hagamos preguntas que nos ayuden a poner en valor qué es lo que realmente nos mueve hoy por hoy.
Como ya saben: ¡esto va de coaching! Y el coaching se basa en preguntas. Así que aquí le dejo algunas que pueden hacer a sí mismos para comenzar a analizar qué está sucediendo:
- ¿Soy la misma persona que era cuando todo esto empezó?
- ¿Qué ha cambiado?
- ¿Qué sigue igual?
- ¿Mi objetivo actual es el mismo que tenía cuando comencé este camino?
- ¿Cuál fue la razón por la que empecé? ¿Qué es lo que me mueve ahora?
Esto puede ser una pequeña guía que te ayude a tomar conciencia de quién eres y dónde estás, y así poder encontrar pistas que te permitan tener un poco más de claridad en este momento que estás viviendo.
Y es que, para poder estar bien por fuera, primero tenemos que estar bien por dentro. Así que tómate tu tiempo para reflexionar al respecto. ¡Ah! Pero recuerda, no te olvides de tomar acción: si no te mueves, nunca habrá un cambio.
